A solicitud de la corona española, la segunda real audiencia de México encomendó al licenciado Juan de Salmerón la búsqueda de un lugar adecuado para fundar una ciudad en la que se asentarían los españoles que vagaban por la Nueva España después de La Conquista.
El sitio debería contar con abundancia de agua, para que fuera salubre y sirviera como fuente de energía; también requeriría abundantes materiales para la construcción y la suficiente mano de obra indígena cercana para edificarla.
Los primeros cien años de la fundación de la ciudad de Puebla fueron complicados, pero se empezó a organizar de tal forma que llegó a ser un núcleo social pujante y la capital más importante de la Nueva España, que de cara al reino de León y Castilla compitió en jerarquía con la Ciudad de México.
LA NUEVA CIUDAD DE ESPAÑOLES
“Salmerón encontró el valle de Cuetlaxcoapan, que era frontero entre varios señoríos. Estaba entre Cholula, Totimehuacan, Tepeaca y Tlaxcala. Eran tierras de nadie destinadas para las guerras floridas. En el lugar había abundancia de agua porque era atravesado por tres ríos (Atoyac, Alseseca y San Francisco), tenía canteras cercanas para los materiales de construcción, una gran cantidad de bosques y como estaba en medio de muchos señoríos, había mano de obra indígena de sobra”, señala el historiador y analista del Archivo General Municipal de Puebla y miembro del consejo de la crónica de la ciudad, Arturo Córdova Durana.
Dice que una vez seleccionado el lugar donde se asentó la nueva ciudad, se repartieron los solares a las personas que habitaron la ciudad y se realizó la misa fundacional por fray Toribio de Benavente, conocido como “Motolinía”, el 16 de abril de 1531, en el sitio donde hoy está la capilla de Santa Elena, actual barrio de El Alto.
Durante la bendición se consagraron dos cruces, la de los españoles, que se colocó en ese lugar, y la de los indígenas, que vinieron a edificar la ciudad y quienes construyeron una pequeña ermita a espaldas del convento de San Francisco para colocarla donde hoy está la iglesia del señor ecce homo.
Las primeras aguas torrenciales se llevaron las casas que se habían construido en este sitio en el que ya se había empezado a establecer la ciudad, así que hubo que cambiarse al lado poniente, a un lugar más alto y protegido.
El Cabildo resolvió trasladar la ciudad al otro lado del río pensando en que el cerro de San Cristóbal (Loreto y Guadalupe) la protegería de los vientos del norte; también para aprovechar que el terreno tenía una pequeña elevación que evitaría inundaciones y permitiría, por un lado, que los desechos se fueran hacia el río, y por el otro, que todos los días, en la mañana y en la tarde, una de las dos aceras tuviera sombra.
El historiador asegura que el lugar elegido fue donde se encuentra ahora el Palacio Municipal y la Catedral: “La ciudad se trazó a partir de las cuatro esquinas del zócalo y sus partes intermedias. Fue una traza rectangular dividida en calles rectas con cierta desviación y con manzanas de 200 varas, cada una dividida en 8 solares”.
Entonces se llevó a cabo la fundación civil de la ciudad, el 29 de septiembre de 1531, día de San Miguel Arcángel, por lo que se convirtió en el Santo Patrono. El hecho lo hizo constar fray Sebastián Ramírez de Fuenleal, quien era el presidente de la real audiencia (organismo creado por el rey Carlos V para transmitir sus órdenes en el país).
Como la ciudad se había trasladado y este sitio fue el lugar donde prosperó, los pobladores festejaban el 29 de septiembre como fecha de aniversario. Se celebraron el primer y segundo centenario de la fundación, el tercero no se celebró por los diferentes conflictos que surgieron en el siglo XVIII.
Para celebrar el cuarto centenario se formó una comisión de festejos que decidió cambiar la fecha al día de la misa de fundación y así, a partir del siglo XIX, el aniversario de la fundación de Puebla se celebra el 16 de abril.
LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES
“A seis meses de la fundación civil, en marzo de 1532, la reina Isabel de Portugal le da el título de ´Ciudad de los Ángeles´ a través de la Real Cédula, reconociendo así que se había fundado el día de San Miguel Arcángel”, enfatiza.
“Cuando la reina le da el título a la ciudad, en la parte de abajo de real cédula, se menciona que se le daba ese nombre a ´la puebla´ (por la acción de poblar) de Los Ángeles. Fue a mediados del siglo XVII que Juan de Palafox y Mendoza la empezó a llamar: Puebla de los Ángeles, y así recibió su nombre actual”, destaca.
Lo que consolidó a la Angelópolis fue el hecho de que recibió el título de “ciudad” directamente por la reina y de forma inmediata. El historiador refiere que esto es de suma importancia porque para que un territorio se volviera ciudad se pasaba por muchos procesos y años, tal vez siglos, como es el caso de Atlixco, que primero fue Villa de Carreón (1579) y hasta el siglo XIX recibió el título de ciudad.
Córdova Durana enfatiza que, para garantizar esto aún más y asegurar el éxito de la Ciudad de los Ángeles, a los seis años, el 30 de julio de 1538, se le concede a la Angelópolis la real provisión del escudo de armas, con la que el rey Carlos V la está ennobleciendo.
“El proceso de fundación fue largo, de 1531 hasta 1534, cuando Juan de Salmerón dejó la Ciudad de los Ángeles con un cabildo bien establecido, algunas casas construidas y cuando ya era seguro que esta ciudad iba a triunfar”, asegura.