El Día de Muertos es una tradición mexicana reconocida a nivel mundial y los Pueblos Mágicos de Puebla son una excelente opción para disfrutar de estas tradiciones.
Aunque las fechas principales son el 1 y 2 de noviembre, los preparativos comienzan desde octubre con altares, tapetes de aserrín, procesiones, ofrendas, gastronomía típica y ceremonias ancestrales que celebran la memoria de los seres queridos.
A continuación, te presentamos varias opciones en donde podrás disfrutar de esta temporada de manera única y muy especial. Desde festivales llenos de arte hasta rituales prehispánicos que conectan el pasado con el presente.
-Cuetzalan:
Vivir el Día de Muertos en la Sierra de Puebla es adentrarse en el corazón de las costumbres ancestrales. En comunidades como Yohualichan y el Pueblo Mágico de Cuetzalan, las familias preparan sus altares desde el 30 de octubre hasta el 3 de noviembre, adornados con flores de cempasúchil, veladoras, juguetes, pan de muerto y platillos tradicionales para guiar a las almas de regreso al hogar.
Durante estos días se realizan procesiones, serenatas nocturnas y concursos de globos de papel, que llenan de luz y alegría la plaza principal. Además, el ambiente se complementa con el aroma del café local y sabores típicos como tamales con pipián, mole o rajas.
La experiencia se vuelve aún más especial con danzas prehispánicas como la Danza de los Quetzales y la Danza de los Voladores, manifestaciones culturales que mantienen vivo el legado indígena y ofrecen a los visitantes un viaje espiritual en honor a quienes han partido.
-Tlatlauquitepec
Ofrece una experiencia mágica con actividades que combinan tradición, arte y comunidad. Uno de los eventos más esperados es el Festival de La Llorona, que llena las calles principales con tapetes de aserrín y altares monumentales creados por las familias locales.
Desde finales de octubre, el pueblo se transforma en un escenario colorido y simbólico donde se levantan ofrendas con flores, veladoras, papel picado y los platillos favoritos de los difuntos. Cada rincón está impregnado de memoria y devoción, lo que convierte a Tlatlauquitepec en un lugar ideal para vivir el Día de Muertos en un ambiente familiar y lleno de significado.
-Atlixco
El Día de Muertos se vive como un homenaje a la creatividad, la memoria y el arte. El Valle de Catrinas 2025, del 3 al 9 de noviembre, convierte sus calles en un museo al aire libre con 22 catrinas monumentales elaboradas por artesanos locales que rinden tributo a los oficios tradicionales de México.
Los visitantes pueden recorrer los campos de cempasúchil, crear el camino de las ánimas con pétalos, montar pequeñas ofrendas y participar en rituales simbólicos. La gastronomía es parte esencial del recorrido, con degustaciones de pan de muerto, nieve de flor y platillos típicos.
Atlixco ofrece una vivencia íntima y espiritual del Día de Muertos, ideal para quienes buscan reconectar con sus raíces y rendir homenaje a sus seres queridos en un entorno lleno de historia y tradición.
-Chignahuapan y su Festival de la Luz y la Vida
Aquí se lleva a cabo el emblemático Festival de la Luz y la Vida, del 30 de octubre al 3 de noviembre de 2025, uno de los eventos más impresionantes del país.
Durante el festival se realiza una procesión con antorchas por la Calzada de las Almas, que culmina con una representación escénica en la laguna sobre el viaje del alma hacia el Mictlán, protagonizada por más de 50 actores, con danzas prehispánicas, música en vivo y fuegos artificiales.
Ubicado a solo dos horas de la ciudad de Puebla y poco más de tres desde la CDMX, Chignahuapan es un destino imperdible para quienes buscan vivir el Día de Muertos con autenticidad, simbolismo y respeto.
Ya sea con altares, procesiones, catrinas o rituales ancestrales, cada rincón del estado ofrece una forma distinta y especial de rendir homenaje a quienes ya no están, en medio de un ambiente lleno de color, tradición y espiritualidad.