Las Fuerzas Básicas del Club Puebla operan bajo un esquema de atención médica carente de profesionalismo.
Según documentos internos y fuentes del propio club, actualmente hay 19 futbolistas juveniles lesionados.
Las lesiones van desde roturas de ligamento cruzado hasta fracturas vertebrales, pubalgias crónicas y hernias discales. La categoría Sub-17 es la más afectada, con ocho jugadores fuera de actividad por estos diagnósticos.
Deportistas entre los 14 y 19 años son atendidos por médicos generales sin especialización en medicina del deporte y fisioterapeutas que no cuentan con cédula profesional.
El área médica de las fuerzas básicas está a cargo de Gabriel María De Uriarte Quiróz, médico general con un diplomado en medicina deportiva, sin especialidad ni certificaciones adicionales.
También es responsable de la categoría Sub-19. El mismo patrón se repite en otras divisiones: en la Sub-17, el médico Luis Miguel Yarce Cabrera, de 27 años, carece de experiencia en medicina deportiva y hasta hace un mes trabajaba en un área ajena al fútbol.
En la categoría Sub-14, el médico responsable es Carlos del Carmen Vázquez, médico general sin formación en medicina deportiva y con otro empleo en una oficina gubernamental.
En todos los casos, no hay evidencia de procesos de actualización continua o supervisión médica especializada por parte del club.
El área de fisioterapia tampoco presenta condiciones profesionales adecuadas. César Águila, Coordinador de Fisioterapia, aún no está titulado.
Los cuatro fisioterapeutas que colaboran en el club tampoco cuentan con cédula profesional. A pesar de estar a cargo de la rehabilitación física de adolescentes con lesiones delicadas, no hay certificaciones que respalden su intervención.
La falta de atención especializada generó consecuencias en los futbolistas. Los reportes médicos muestran que las lesiones no son de tipo muscular, lo que sugiere un manejo deficiente de las cargas físicas, la recuperación postpartido y los procesos de prevención.
Casos como fracturas lumbares o pubalgias crónicas en adolescentes de 15 y 16 años alertan sobre un riesgo sistémico dentro de la estructura médica del club.
La situación compromete no solo el futuro deportivo de los jóvenes, sino también la integridad institucional del Club Puebla. Hasta ahora, no hay posicionamiento oficial por parte de la directiva.