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Internacional

Ya hay un centro de detención para migrantes en EU, rodeado de caimanes

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En el sur de Estados Unidos, en pleno corazón de los Everglades de Florida —una región pantanosa poblada por caimanes y serpientes— se construyó una instalación que hoy es centro de controversia internacional. Su existencia ha encendido alarmas por las serias dudas que plantea respecto a la legalidad internacional, los derechos humanos de los migrantes detenidos y los límites éticos de la política migratoria en un país democrático.

Bajo el nombre popular de “Alligator Alcatraz”, este centro de detención se ha convertido en un símbolo inquietante de la polémica política migratoria del gobierno de Donald Trump. Más que una simple instalación de detención, representa una estrategia de disuasión basada en el aislamiento extremo y el miedo.

Para analizar las implicaciones de este centro de detención para migrantes, UNAM Global entrevistó al académico Jair Asaf Aguilar Badillo, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Conociendo Alligator Alcatraz

Ubicada en la remota pista aérea de Dade-Collier, a unos 60 kilómetros al oeste de Miami, este centro de detención se sitúa en medio de los humedales protegidos del sur de Florida. Este complejo provisional ha sido instalado en una zona de difícil acceso, rodeada por un entorno hostil y prácticamente inaccesible, lo que ha generado críticas tanto por motivos humanitarios como medioambientales.

La infraestructura actual del recinto consiste en un conjunto de carpas y módulos metálicos capaces de albergar entre 3,000 y 5,000 personas. Todo el perímetro está cercado con 28,000 pies de alambre de púas, y más de 200 cámaras de seguridad que vigilan constantemente el área. Sin embargo, lo más llamativo del lugar no es su tecnología, sino la peculiar barrera natural que lo rodea: vastos pantanos habitados por caimanes y pitones. El mandatario ha calificado esta defensa como “policías que no cobran sueldo”, en un intento de justificar la elección del sitio como estratégica y de bajo costo operativo.

El costo estimado de mantenimiento de este centro asciende a 450 millones de dólares anuales, financiados con partidas federales de emergencia. Las autoridades afirman que el lugar cumple con estándares mínimos de seguridad y operatividad, aunque organizaciones defensoras de los derechos humanos y ambientalistas han expresado su preocupación por las condiciones de reclusión y el impacto ecológico en una zona de alta biodiversidad.

Narrativas del miedo en la política migratoria

El pasado lunes, Donald Trump visitó las instalaciones de Alligator Alcatraz. Entre comentarios satíricos y burlas hacia los migrantes, el presidente recorrió este polémico proyecto. Para Aguilar Badillo, más allá de tratarse de un acto político, esta acción debe entenderse como una narrativa cuidadosamente construida para proyectar una imagen de fuerza, control y castigo hacia uno de los sectores más vulnerables: la población migrante, en especial la latina y no documentada.

Para el académico, este tipo de acciones y discursos deben entenderse como parte de una estrategia política intencional: “Trump ha articulado su política migratoria en torno al miedo, utilizando símbolos cargados de significados históricos como Alcatraz o Guantánamo, que representan represión, aislamiento y exclusión. Su objetivo es claro: revertir el ideal del ‘sueño americano’ y transformarlo en una pesadilla para quienes buscan refugio, oportunidades o una vida mejor en Estados Unidos. Esta política no distingue entre migrantes documentados e indocumentados; todos son reducidos a una amenaza potencial, digna de ser contenida”, explicó.

Migración y propaganda: una mirada crítica

Uno de los aspectos más alarmantes de esta estrategia es la banalización de los hechos mediante el marketing político. Mientras Trump recorría el centro de detención, el Partido Republicano promovía gorras y camisetas alusivas al “Alligator Alcatraz”, transformando una situación de sufrimiento y posibles afectaciones a derechos en una campaña publicitaria. Esto refleja no solo la insensibilidad del exmandatario, sino también la forma en que ha convertido el discurso antiinmigrante en una marca política rentable.

En opinión de Aguilar Badillo, la narrativa en torno a este centro de detención está dirigida estratégicamente a ciertos sectores del electorado: “Este tipo de narrativa apela a una base social específica, conformada por ciudadanos con tendencias nacionalistas y conservadoras, pero también por sectores tradicionalmente republicanos que comparten una visión negativa de la migración”, indicó el académico.

Impacto ambiental, cultural y simbólico

La instalación de este centro de detención no solo afecta a los migrantes. También supone un ataque directo a los territorios ancestrales de comunidades indígenas. Alligator Alcatraz se construyó cercano a la Reserva Nacional del Gran Ciprés, un lugar que alberga animales en peligro de extinción como el murciélago bonetero, la pantera de Florida y la cigüeña de madera. Esto implica una doble transgresión: ambiental y cultural.

Además, explicó Aguilar Badillo, alterar ese espacio es destruir parte de la identidad colectiva de los Miccosukee, una comunidad indígena que ha habitado la zona durante generaciones y para la cual el vínculo con la tierra es simbólico y espiritual, no meramente territorial o económico.

Riesgos éticos, judiciales y psicológicos contra migrantes

No es la primera vez que Estados Unidos recurre a estas prácticas. Aguilar Badillo recordó que durante la Segunda Guerra Mundial este país estableció campos de concentración para ciudadanos japoneses, y décadas antes lo hizo con migrantes chinos bajo el pretexto de que eran portadores de enfermedades. En cada caso, el gobierno justificó sus acciones como respuestas necesarias ante lo que ellos consideraron como amenazas, ignorando las consecuencias humanas y morales.

A juicio del académico, existen antecedentes históricos en los que las políticas migratorias han estado marcadas por estigmatización, y considera que algo similar ocurre en la actualidad: “Lo mismo ocurre ahora: se vincula deliberadamente la migración latina con la inseguridad y la violencia. Sumado a ello, el gobierno estadounidense ignora los derechos humanos, amparado en un tecnicismo jurídico: Estados Unidos no ha ratificado la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, por lo que no se ve obligado a respetarla en sus políticas internas”, agregó.

Aunque estos centros carecen de servicios básicos como alcantarillado, electricidad o infraestructura mínima, el hecho de no tratarse de edificaciones permanentes permite al gobierno eludir regulaciones mediante vacíos legales, actuando sin consecuencias judiciales inmediatas.

En cuanto a los derechos de los migrantes, el sistema estadounidense tampoco ofrece garantías claras. Aunque existen centros para procesar su situación migratoria, no se establecen condiciones mínimas de detención, lo que permite mantenerlos en instalaciones precarias, sin acceso pleno a sus derechos.

Por otro lado, el perfil de los detenidos también evidencia la injusticia estructural del sistema. En su mayoría son migrantes sin antecedentes penales, tratados como criminales y encerrados en condiciones similares a las de una prisión de máxima seguridad.

“La proporción entre custodios y detenidos es alarmante —100 guardias para 1,000 personas en esta primera etapa— lo que genera situaciones de vulnerabilidad, desprotección e incluso riesgo de abuso”, apuntó.

Finalmente, aunque se ha insistido en la presencia de caimanes y serpientes como “barrera biológica”, esta no representa un impedimento real ni un riesgo significativo. Se trata de una amenaza simbólica, cuyo objetivo es psicológico: infundir miedo, generar trauma y enviar un mensaje disuasorio a quienes piensen migrar.

Privatización carcelaria y lógica empresarial

Aunque mantener este centro costará 450 millones de dólares anuales, Aguilar Badillo aclara que en Estados Unidos muchas cárceles son privadas y operan bajo una lógica empresarial. “Lejos de ser un gasto improductivo, estas cárceles generan ingresos para un sector específico de la economía, compuesto por empresas proveedoras de alimentos, energía, agua y servicios de vigilancia”.

Por eso, agregó, la construcción de estos centros no se justifica por seguridad pública, sino por intereses económicos.

Seguridad simbólica y la creación del enemigo

Un eje central que explica el auge de estos centros es la distinción entre “seguridad” y “securitización”. Según el académico, “la seguridad, entendida como acceso a condiciones dignas de vida —educación, salud, vivienda, trabajo— ha sido desplazada por la ‘securitización’, una estrategia que consiste en construir enemigos simbólicos que justifiquen acciones represivas”.

En Estados Unidos, esos enemigos han ido cambiando: comunismo, terrorismo, narcotráfico y, actualmente, la migración. La figura del migrante ha sido utilizada como chivo expiatorio de los males del país, y en ese relato, el líder político se presenta como el héroe que protege a la nación.

A partir del análisis de Aguilar Badillo, Alligator Alcatraz puede entenderse no solo como una prisión improvisada entre pantanos, sino como un símbolo que concentra las tensiones éticas, políticas y simbólicas en torno a la migración. Según esta mirada, estas instalaciones reflejan el riesgo de transformar la política migratoria en herramienta de disuasión, propaganda e incluso castigo, y constituyen un ejemplo extremo de cómo la seguridad puede ser redefinida desde el miedo y la deshumanización.

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Internacional

Amnistía Internacional acusa a Trump de usar IA para deportar migrantes

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La organización Amnistía Internacional denunció que la administración del presidente Donald Trump recurre a sistemas de inteligencia artificial (IA) para rastrear y vigilar a inmigrantes, con especial énfasis en refugiados, solicitantes de asilo y personas que se manifiestan en defensa de los derechos del pueblo palestino.

En un informe publicado este viernes, la ONG advirtió que estas herramientas tecnológicas representan un “riesgo” para quienes cumplen con esos perfiles y podrían derivar en la cancelación de visas o incluso en la deportación.

De acuerdo con Amnistía, dos sistemas de software desempeñan un papel central en esta estrategia: Babel X , de la empresa Babel Street, e Immigration OS , de la compañía Palantir. Estas plataformas permiten recopilar datos personales, monitorear redes sociales y rastrear movimientos de individuos a gran escala, lo que facilita la iniciativa gubernamental denominada “Capturar y revocar” , enfocada en cancelar visados ​​de extranjeros que presuntamente apoyen a grupos como Hamás.

“Esta iniciativa amenaza con exacerbar las revocaciones arbitrarias de visados, deportaciones y violaciones de derechos humanos”, señaló Erika Guevara Rosas , directora general de Investigación y Campañas de Amnistía Internacional. La organización subrayó que el proceso carece de rendición de cuentas y constituye “un desprecio total” por la libertad de expresión, la igualdad y la no discriminación.

Según el informe, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) emplea Babel X desde 2019, mientras que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) utiliza desde 2014 el sistema de Palantir, actualizado ahora como Immigration OS. Esta herramienta permite automatizar procesos de selección y vigilancia en tiempo real, lo que, de acuerdo con Amnistía, ha generado un patrón de detenciones ilegales y deportaciones masivas que fomentan un clima de temor en comunidades migrantes y entre estudiantes internacionales.

Amnistía indicó que en julio se contactó a Palantir y Babel Street sobre el informe. Solo Palantir respondió, afirmando que su producto no se emplea en la iniciativa “Capturar y revocar” y que no viola los derechos de los migrantes. Sin embargo, la ONG pareció que ambas empresas deberían haber previsto los riesgos que implicaba colaborar con el gobierno de Trump.

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Internacional

Ataque terrorista en Colombia: disidentes de las FARC usan explosivos y drones

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Este jueves Colombia registró una de las jornadas más violentas de la última década. Dos ataques armados en distintas regiones del país dejaron un saldo trágico de 13 personas muertas y decenas de heridos, según confirmaron autoridades locales y fuentes de seguridad.

En la ciudad de Cali, la tercera más poblada del país con 2.2 millones de habitantes, un camión cargado con explosivos estalló cerca de una base aérea de la Fuerza Aérea, dejando cinco muertos y 36 heridos.
La explosión ocurrió alrededor de las 15:00 horas y generó pánico entre los ciudadanos. Imágenes difundidas en redes sociales muestran vehículos en llamas, viviendas destruidas y personas huyendo despavoridas.

Héctor Fabio Bolaños, rector de un colegio cercano, relató a la AFP:

Alcanzamos a recibir el ruido estruendoso de la explosión (…) Luego no se pudo pasar, no se pudo ver nada, nada, porque hay muchos heridos, hay muchas casas que se han dañado al frente de la base. Los niños que tienen jornada de la tarde tocó entregárselos a sus padres porque vinieron a recogerlos, por el susto.»

El alcalde de Cali, Alejandro Eder, confirmó que el ataque estaba dirigido contra una escuela militar de aviación, lo que ha generado preocupación por la seguridad de las instituciones educativas y la población civil en la región. Alexis Atizábal, propietario de un almacén cercano, añadió que la explosión «quebró vidrios» y provocó daños materiales en su local.

Ataque con drones y fusiles en Antioquia
Más temprano, en el noroeste del país, una disidencia de la antigua guerrilla de las FARC atacó a un escuadrón de la policía durante un operativo de erradicación de cultivos de hoja de coca en el departamento de Antioquia.

Armados con fusiles y drones cargados con explosivos, los atacantes derribaron un helicóptero y se enfrentaron con los uniformados, dejando ocho muertos. Las autoridades aún investigan si todas las víctimas pertenecían a las fuerzas de seguridad.

El uso de drones explosivos se ha vuelto cada vez más frecuente en Colombia, convirtiéndose en una herramienta letal en manos de grupos armados ilegales.

Según un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), las víctimas de artefactos explosivos, especialmente aquellos lanzados por drones, se duplicaron en los primeros meses de 2025.
El ataque se produce en un contexto de aumento de la violencia en Colombia, a poco más de un año de las elecciones presidenciales. El pasado 11 de agosto, el candidato favorito de la derecha, Miguel Uribe, falleció tras un atentado con disparos a la cabeza, evidenciando la tensión política y social en el país.

La violencia en Colombia
Colombia es el mayor productor mundial de cocaína, y los grupos armados y narcotraficantes se disputan el control del lucrativo negocio de la hoja de coca.

Según datos oficiales, en 2023 se registró un récord de 253 mil hectáreas de cultivos de coca, y el gobierno del presidente Gustavo Petro impulsa programas de erradicación voluntaria ofreciendo incentivos económicos a los campesinos.

El acuerdo de paz de 2016 desarmó a la mayoría de las FARC, pero no todos los territorios ocupados por los rebeldes fueron controlados por el Estado. Expertos señalan que esta ausencia de presencia estatal ha permitido que disidencias y grupos narcotraficantes se fortalezcan.

El presidente Petro hizo un llamado a declarar como «organizaciones terroristas» a las disidencias de las FARC y al Clan del Golfo, el mayor cartel de cocaína del país, destacando la necesidad de acciones contundentes para frenar la violencia:

Al Estado colombiano y al mundo, pedimos declarar como organizaciones terroristas a estos grupos que atentan contra la seguridad de los ciudadanos.»

Desde su llegada al poder en 2022, Petro ha buscado negociar con todos los grupos armados, pero la mayoría de los procesos de paz están estancados.

Las únicas conversaciones con avances son las realizadas con el Clan del Golfo en Catar y algunas escisiones de la guerrilla ELN y las disidencias de las FARC bajo alias Calarcá.

Las autoridades colombianas han reforzado la vigilancia y los operativos antinarcóticos, mientras que la comunidad internacional sigue de cerca la situación. La combinación de explosivos, drones y fusiles evidencia la sofisticación creciente de los ataques y la necesidad de una estrategia integral de seguridad.

Analistas advierten que la violencia podría escalar en el marco político-electoral y que la protección de la población civil, escuelas y hospitales debe ser prioritaria.

La coordinación entre el Ejército, la policía y las autoridades locales es clave para prevenir nuevos atentados y proteger a los ciudadanos en zonas de riesgo.

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Internacional

DEA destaca cooperación de México con EU en la lucha contra el narcotráfico

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El director de la DEA, Terry Cole, destacó la cooperación «sin precedentes» de México con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, en declaraciones recientes a Fox News. Según Cole, los esfuerzos del presidente Donald Trump han impulsado una colaboración que permite salvar más vidas estadounidenses.

Las afirmaciones del funcionario se producen pocos días después de que la DEA anunciara el «Proyecto Portero», una operación destinada a desmantelar las redes de tráfico de drogas sintéticas que afectan a comunidades en Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades mexicanas han desmentido la existencia de una operación conjunta formal.

Respecto a posibles acciones más agresivas contra los cárteles, Cole aseguró que la DEA respaldará cualquier decisión tomada por la Administración estadounidense, subrayando su compromiso de cumplir la misión encomendada.

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