Las heridas sufridas fueron graves, y Daniel tardó más de 15 días en recuperarse. Experimentó daños oculares, en la lengua, la cabeza y el cuerpo, además de enfrentar ansiedad y otros problemas psicológicos derivados del traumático incidente.
Desde el día del ataque, se presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado (FGE), con el número de carpeta FGEP/CDI/FMI/SACHOLULA-I/003780/2023. Sin embargo, hasta la fecha, la búsqueda de justicia ha sido desalentadoramente lenta.
Los agresores, que han sido identificados por la amiga de Daniel, siguen en libertad, a pesar de que se han proporcionado pruebas sólidas y testigos para respaldar el caso. Además, se acusa que algunos de los agresores tienen presuntamente vínculos laborales con dependencias del gobierno del estado de Puebla, lo que ha generado preocupaciones sobre posibles influencias indebidas.
Por lo tanto, la familia afectada hace un llamado a las autoridades para que se haga justicia. El caso de este adolescente es un recordatorio doloroso de que la violencia no tiene cabida en nuestra sociedad, y quienes la perpetúan deben asumir las consecuencias de sus acciones.