Connect with us

Local

Un gran proyecto que terminó en hotel Hospital de Cancerología de Puebla

Published

on

Bajo la promesa de construir el mejor Hospital de Cancerología en Puebla, Guillermo Oscar Jenkins financió la obra a través de su fundación a inicios de la década de los años sesenta del siglo XX.

En su momento, la prensa aseguró que el nuevo hospital se posicionaría a nivel internacional porque sería el primero de América Latina en contar su propia bomba de cobalto, necesaria para el tratamiento de pacientes con cáncer. La Fundación Mary Street Jenkins era la única en el país con la capacidad económica para traer este costosísimo equipo a México.

El nuevo hospital se terminó de construir y fue equipado por completo, pero jamás se echó andar. La edificación se convirtió en el elefante blanco de Puebla, hasta que en 1984 se vació y se adaptó para rentarlo al hotel Misión Puebla, hoy Best Western.

En 1959 Guillermo Jenkins hizo la promesa de construir el mejor sanatorio del país para atender el cáncer a su amigo el doctor Feland Lucious Meadows, quien operaba el mejor hospital del estado: el Latinoamericano, que estaba ubicado en la 5 poniente y 15 sur, donde ahora es Salubridad, expone David Ramírez Huitrón, fundador de Puebla Antigua.

Haría el nuevo hospital a través de la Fundación Mary Street Jenkins que fue constituida en 1954 por él, Guillermo Oscar Jenkins, en honor a su esposa. Desde su creación, la institución se dedicó a promover y financiar diversos proyectos filantrópicos en el ámbito de la educación, el deporte, la cultura, la salud y la asistencia social.

El investigador refiere que originalmente se instalaría ahí el Hospital Latinoamericano, en el nuevo edificio que se construyó, con su propia sala de cancerología equipada; pero el proyecto creció tanto que se convirtió en un sanatorio completamente independiente.

“La prensa publicó que el Hospital de Cancerología de Puebla se iba a posicionar a nivel internacional porque sería el primer sanatorio de América Latina que iba a contar su propia bomba de cobalto para atender y tratar a pacientes con cáncer”, señala.

“Jenkins era el único que tenía la capacidad económica para traer la bomba de cobalto necesaria, porque era carísima, ni siquiera a nivel federal se podía costear el traslado de uno de estos equipos a México”, asegura.

La bomba de cobalto es una máquina de radioterapia para tratar enfermedades como el cáncer; a la técnica se le conoce como Terapia de cobalto o Cobaltoterapia, y en esa época era lo último en medicina para pacientes oncológicos.

El nuevo Hospital de Cancerología de Puebla se edificó en un predio ubicado a un costado de la Avenida Juárez, sobre la 5 poniente, entre la 25 y 27 sur, en la colonia La Paz. El edificio que ocupó el sanatorio hoy es el hotel Best Western, que en un principio fue el hotel Misión Puebla.

Enrique Cordero y Torres, menciona en su libro “Historia Compendiada del Estado de Puebla”, que a pesar de haberse completado la obra el hospital éste nunca funcionó. Para su edificación se utilizaron los planos arquitectónicos del “The New Island Hospital” y la obra fue dirigida por Marcos Mastretta.

En el libro “Puebla a través de los siglos” publicado por ediciones Culturales García Valseca, dice que el Hospital de Cancerología tuvo un costo de 40 millones de pesos y contaba con una unidad oncológica equipada con una bomba de cobalto de 3,000 Curies (sería la de mayor potencia en América Latina) y tuvo un costo superior a los 5 millones de pesos de aquel entonces.

“El hospital estaba totalmente equipado, con camas y el mobiliario necesario, listo para echarse a andar, pero esto no sucedió, nunca se echó a andar, principalmente porque en el país no había una sola personas que supiera operar una bomba de cobalto. Gastaron una cantidad exorbitante de dinero para traer el aparato y todo para que no funcionara”, señala.

“El destino también pudo haber influido porque Oscar Jenkins falleció en 1963 y años después el doctor Meadows, quien iba a operar el hospital, también falleció, y en Puebla no había alguien con la capacidad para administrar ese sanatorio tan grande. El proyecto se quedó parado hasta que se canceló definitivamente”, agrega.

El investigador comenta que el equipo médico que estaba ahí ya no se podía utilizar por que estuvo mucho tiempo en presencia de radiación porque la bomba se quedó abandonada y desarmada en él edificio. Era equipo radioactivo muy peligroso y tuvo que venir personal especializado de la Ciudad de México para llevárselo. Se desconoce qué destino tuvo.

El edificio del que sería el gran Hospital de Cancerología de Puebla estuvo abandonado prácticamente desde 1963 hasta mayo de 1984, asegura el investigador, y agrega que, de un día para otro llegaron, sacaron las camas, todo el equipo y el mobiliario, hasta vaciarlo por completo. Entonces readaptaron el edificio y lo convirtieron en el Hotel Misión Puebla.

“El hospital fue financiado por la Fundación Mary Street Jenkis y la operación del mismo sería por parte del Hospital Latinoamericano dirigido por el doctor Feland Lucious Meadows, gran amigo del Oscar Jenkins, pero a su muerte el proyecto del hospital de cancerología se congeló. El director del sanatorio oncológico iba a ser el doctor Gaspar Landero, quien trágicamente murió ahogado en Veracruz”, comenta.

“El doctor Meadows falleció en 1980, el Hospital Latinoamericano cerró sus puertas en abril de 1982 y justo ese año se informó la cancelación del hospital de oncología; asimismo se dio la noticia que se convertiría en hotel. Originalmente se rentó para ese fin, pero los de la cadena de hoteles Misión nunca pagaron la renta a la Fundación Jenkins y esta lo tuvo que recuperar por la vía judicial”, advierte.

William Jenkins construyó el hospital como parte de su actividad filantrópica, pero siempre existió el rumor de que él estaba enfermo de cáncer y lo que él buscaba era que en Puebla hubiera el mejor hospital para tratar este tipo de afectaciones, porque él se atendía en Houston, Texas.

Ramírez Huitrón comenta que era un secreto a voces. Se decía que los últimos dos o tres años de su vida padeció esta enfermedad. Murió de un infarto en 1963, a los 85 años. La que sí murió de cáncer fue su esposa, Mary Street Jenkins.

“Oscar Jenkins dejó toda su fortuna a la Fundación que estaba dedicada a realizar obras filantrópicas a favor de la sociedad; pero cuando la administración quedó a cargo de Manuel Espinosa Yglesias, que era su socio y amigo, el dinero se destinó para otras actividades más rentables para la institución. Otra posible razón por la que no se echó a andar el hospital de cancerología”, concluye el investigador.

Local

Alumnos de Ciencias de la Electrónica BUAP ganan oro en Infomatrix Argentina 2025

Published

on

By

Signavox es una aplicación web para traducir el lenguaje de señas mexicano (LSM) a oraciones, se trata de un traductor desarrollado por estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Electrónica (FCE) de la BUAP, quienes han puesto en alto el nombre de la institución al obtener con este trabajo la medalla de oro en Infomatrix Argentina, XX Concurso Iberoamericano de Proyectos Estudiantiles de Ciencia y Tecnología.

El equipo -que compitió con pares de al menos seis países y ganó en la categoría de desarrollo de software-, está formado por los alumnos de Electrónica: Iralice Cardona Castillo, Fernando León Oropeza (bicampeón de Fepro) y José Orizaga y Espin de Mecatrónica. Su trabajo, asesorado por el maestro Nicolás Quiroz Hernández, obtuvo previamente el primer lugar en la categoría de desarrollo de Software y Hardware en la XVII Competencia Fepro 2025, realizada por la Facultad de Ciencias de la Computación de la BUAP, lo que les permitió obtener la acreditación para asistir al encuentro internacional.

Signavox inició en el Laboratorio SLED de la FCE, un centro de desarrollo de prototipos electrónicos donde se diseñan y elaboran trabajos que forman a los alumnos de licenciatura y posgrado. De este espacio han salido proyectos ganadores de Fepro en los años 2019, 2024 y 2025.

Cómo funciona

En el desarrollo de esta host o aplicación web, Iralice Cardona se encargó de la base de datos, para ello fue necesario conocer el lenguaje de señas para grabarlo, a fin de que la inteligencia artificial (IA) aprendiera cada seña. Por su parte, Fernando León trabajó en el núcleo del proyecto, es decir, el modelo de IA y en su capacidad para traducir y formar las oraciones. José Orizaga contribuyó con la base de datos, pero sobre todo, con el desarrollo de la interfaz.

El mecanismo de operación es sencillo: cuando una persona que emplea el LSM se coloca frente a la pantalla, el programa arma un diseño de hombros, brazos, manos y rostro de la persona, a través de puntos de referencia, con el fin de obtener información cada vez que se muevan y formen una letra o palabra con señas. Posteriormente, con una herramienta de Google se obtiene un cubo de datos en tres dimensiones, partiendo de los diferentes puntos de referencia de las posiciones, así se implementa el modelo de IA.

“Lo que hacemos es tomar 42 poses o imágenes y se manda al modelo implementado, el cual es un clasificador, es decir, registra los movimientos, cómo se van ejecutando y así suelta una respuesta, que es básicamente la traducción de la seña en una palabra. De ahí, lo que hacemos es tomar las últimas cinco predicciones para poder formar una oración y para eso nos apoyamos en un modelo de lenguaje”, explicó Fernando León.

Respecto a la interpretación, José Orizaga añadió que el LSM no tiene tantos conectores como el idioma español, de ahí que no sea lo mismo hablar que expresarse en lenguaje de señas: “Por eso son importante las probabilidades, con las cuales se apoya la interpretación para formar la oración, dando prioridad a una palabra para traducir; todo esto se trabajó con la interfaz, que se fue mejorando”.

Para entender mejor las necesidades de los usuarios del LSM, Iralice Cardona refiere que buscaron la asesoría de una psicóloga y colaboraron con Victoria Alemán y Mariana Mendoza, quien presenta una discapacidad auditiva, además de ser maestra en lenguaje de señas, lo que les permitió comprender y respetar sus dinámicas de comunicación.

Sobre el triunfo en Infomatrix Argentina -que tuvo lugar del 16 al 18 de octubre-, el maestro Nicolás Quiroz destacó que la obtención de la medalla de oro tiene doble mérito, porque sus alumnos se enfrentaron a proyectos de otros países con más tiempo de maduración; no obstante, destacó que la capacidad de autogestión y sus habilidades blandas en materia de comunicación, expresión y trabajo en equipo, fueron claves para su éxito.

Refirió que en este evento internacional se comparten experiencias entre los asesores de los equipos, lo que les permitió valorar el apoyo brindado por la BUAP y las facultades de Electrónica y de Ciencias de la Computación.

A futuro, la intención es que Signavox se convierta en un traductor reconocido no sólo para el lenguaje de señas en español, y aunque los creadores reconocen que los proyectos de IA requieren de una inversión importante, confían en mejorarlo a fin de obtener financiamiento y lograr la traducción bidireccional, es decir, no solo de señas a texto, sino también de texto a imagen de señas.

Impacto social

Signavox responde a las necesidades de un sector vulnerable que aún requiere de mayores oportunidades para favorecer su inclusión social. De acuerdo con datos del INEGI, en 2021, en el país se reportaron casi seis millones de personas con discapacidad, de las cuales 12.1 por ciento presentaron problemas de audición, de ahí la importancia de promover la enseñanza del Lenguaje de Señas Mexicano.

Signavox facilitaría que las y los niños sordos tengan acceso a la educación básica, obligatoria y bilingüe, que comprenda la enseñanza del idioma español y del LSM, pues las cifras oficiales revelan que sólo 21 de cada 100 sordos de entre tres y 29 años van a la escuela; en promedio 47 por ciento alcanza el cuarto grado de primaria, lo que dificulta sus posibilidades para acceder a un trabajo digno y bien remunerado, y por lo tanto, gozar de una mejor calidad de vida.

Continue Reading

Local

Buscan a estudiante de la prepa BUAP de Izúcar; desapareció desde el 22 de octubre

Published

on

By

Familiares y amigos buscan a Liliana Mejía Saldívar, quien es estudiante de la Preparatoria de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), ubicada en el municipio de Izúcar de Matamoros, ya que desde el pasado 22 de octubre del 2025 no saben nada de su paradero.

La Fiscalía General del Estado de Puebla activó el Protocolo Alba para localizar a Liliana Mejía Saldívar, que es una fémina de 15 años de edad. La adolescente salió de su domicilio ubicado en la colonia El Jardín, de la ciudad izucarense, diciendo que se dirigiría a la Preparatoria de a BUAP, donde cursa el primer semestre.

Hasta el momento se sabe que la joven asistió a clases y permaneció hasta el final de la jornada debido a un examen escolar, pero después no llegó al punto donde su padre la esperaba, que es en la base de combis de San Martín Alchichica, que es el sitio donde acostumbraba a llegar para que sus familiares la recogieran.

Cabe resaltar que sus familiares intentaron comunicarse con ella, pero ya no respondió las llamadas. Desde ese momento se desconoce su paradero.

Liliana Mejía Saldívar es de tez morena clara, cabello largo, lacio y castaño, mide 1.55 metros y es de complexión delgada, como seña particular tiene un lunar en la parte inferior del ojo izquierdo, al momento de su desaparición vestía blusa negra de manga corta, pantalón de mezclilla azul cielo, tenis negros y llevaba una mochila color rosa.

Las autoridades piden a la ciudadanía en general que si alguien tiene algún dato que ayude a dar con el paradero de la menor, favor de comunicarse a los números de teléfono 22 12 83 81 42, 22 22 14 64 02 o 22 22 14 64 05, la llamada será confidencial.

Continue Reading

Local

CNDH declara insuficiente estancia migratoria en Puebla

Published

on

By

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) llevó a cabo la revisión de la estancia migratoria en el estado de Puebla, dando una calificación baja e “insuficiente”, conforme a sus operaciones.

El diagnóstico parte de una publicación realizada el pasado 21 de octubre, luego de visitas que se hicieron a las instalaciones poblanas, las cuales forman parte del Instituto Nacional de Migración (INM).

En el documento se especifica la evaluación de 12 estancias provisionales tipo “B”, que en Puebla resultó con una calificación de 73 puntos sobre 100, siendo el número 20 a nivel nacional.

La catalogación se hizo al no encontrar un área designada para visitantes, ventiladores, aire acondicionado o calefacción estaba pendiente de instalación y la privacidad en los baños de mujeres estaba pendiente.

De igual manera, las condiciones de seguridad mostraron falta de mangueras hidrantes, aunque sí había extintores, personal de seguridad federal, detectores de humo y cámaras de seguridad.

Hubo deficiencias en otros ámbitos como la salud, ante la falta de médicos, consultorio dental y área de atención psicológica para los migrantes.

Si bien este estudio corresponde al 2024, en la administración de Sergio Salomón Céspedes Peregrina; fue en el 2023 con el entonces director, Francisco Garduño anunció el cierre temporal de 33 estancias migratorias, incluida la provisional de Puebla.

Continue Reading

Tendencia

Copyright © 2021 La Hora