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Riesgo de cierre del espacio aéreo norteamericano

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Estamos llegando al día “D”, del cierre del gobierno de Donald Trump, y por supuesto que la aviación comercial está resultando bastante afectada. Y hay que decirlo, no es la primera vez que le ocurre al vecino del norte, más bien es la segunda ocasión y con el mismo presidente a la cabeza. Así es, estamos presenciando la segunda ocasión en que el gobierno norteamericano sufre un cierre “shutdown”, que haya durado tanto tiempo.

Que esto suceda deja muy claro que no es lo mismo gobernar un país, que creer que se puede gobernar solo con “ocurrencias”; y si ha existido un gobierno más desastroso en todos los sentidos, ese es el que encabeza Donald Trump.

La seguridad aérea no es un tema que se preste para juegos mediáticos en los que está envuelto Sean Duffy, secretario del Transporte de Estados Unidos de América (DOT, por sus siglas en inglés). El funcionario culpa del cierre, sin ningún miramiento, a los demócratas, sin hacer la más mínima autocrítica y reconocer que es la segunda vez que ocurre, y otra vez con Trump como presidente.

Aquí hay algo peligroso, pues los aeropuertos de Estados Unidos han pasado de retrasos y cancelaciones, a cosas más serias y graves; el domingo pasado, solamente en el Aeropuerto Internacional de Newark, experimentaron demoras de hasta tres horas. Y no es la única terminal aérea afectada por el cierre del gobierno federal, también se han visto perjudicados los aeropuertos con tráfico intenso de pasajeros, como el Aeropuerto de Houston George Bush, el O´Hare en Chicago, e incluso la casa de American Airlines, Dallas Fort Worth, y así podríamos seguir con la lista.

Este domingo hubo más de 4 mil retrasos y más de 500 cancelaciones, dada la escasez de controladores aéreos, quienes se siguen reportando enfermos; sin eufemismos, no hay gente y la que se está presentando, tiene jornadas extendidas, lo que se traduce en una verdadera falta de control en la seguridad aérea.

Los trabajadores no son robots, son humanos que requieren de descanso. Imaginen el panorama: antes del cierre del gobierno norteamericano, la Agencia Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) denunciaba la falta de por lo menos 3 mil controladores aéreos en todos sus aeropuertos.

Es decir, ya venían arrastrando un déficit de personal, sin contar las denuncias que hicieron los controladores aéreos de verse obligados a trabajar en torres de control con herramientas obsoletas, computadoras descompuestas, sobreexplotación y personal con serios problemas de adicciones a sustancias prohibidas.

Con este panorama, el mismo domingo, Sean Duffy salió a dar varias entrevistas en los medios de comunicación, para advertir a los usuarios que cada vez van a experimentar más demoras y cancelaciones, en la misma medida que los trabajadores se sigan ausentando a trabajar, sin hablar de que no les están pagando.

Para CBS declaró: “Trabajamos horas extras para asegurarnos de que el sistema sea seguro. Y reduciremos el tráfico, verán retrasos, cancelaremos vuelos para asegurarnos de que el sistema sea seguro”.

A la pregunta de que si tomará represalias en contra de los trabajadores que no se han presentado a laborar, la respuesta de Duffy fue decir que no; es evidente que no planea echarle más leña al fuego, porque la gran mayoría de los trabajadores han tenido que buscar un segundo empleo para poder llevar comida a su casa.

Está suavizando sus declaraciones, porque saben que están llegando al límite con el famoso “shutdown”. A mí no se me olvida que al inicio del cierre del gobierno, Sean Duffy amenazó con correr a todos aquellos controladores que se reportasen enfermos.

Sin embargo, parece que las cosas para el vecino siguen sin poder arreglarse, por eso le preguntaron Duffy qué sigue, porque en caso de que el gobierno siga cerrado, una de las decisiones que tendrá que tomar la administración de Trump es la de cerrar por completo el espacio aéreo, ante la falta de personal y no tener la capacidad necesaria para proveer operaciones seguras a las líneas aéreas.

De hecho, en la misma entrevista admitió que durante el tiempo en que el gobierno ha estado cerrado, han quitado slots a varias líneas aéreas, para poder garantizar la seguridad aérea; de la misma manera han cancelado algunas rutas en los aeropuertos más transitados del país.

Sin embargo, Duffy declaró que todavía no se alcanza un «punto crítico”, él está convencido que todo se va a arreglar si continúa con sus arengas en los medios de comunicación, culpando a los demócratas del cierre del gobierno federal.

Y es más que claro, no han analizado qué otras opciones tienen. Como avestruz, mete la cabeza en la tierra para no afrontar que, hoy por hoy, sobrevolar el espacio aéreo norteamericano no es seguro. El personal que sí se está presentando a trabajar, está siendo sobreexplotado y llevado a niveles extremos de cansancio. Sabemos perfectamente en la aviación que una receta ideal para el desastre es precisamente no tomar en serio la fatiga del personal aeronáutico.

Estados Unidos atraviesa una de las peores crisis aéreas que yo recuerde, y no es provocada por fenómenos naturales, conflictos bélicos, o crisis diplomáticas, sino por su propio presidente. Esa es la realidad, aunque Trump y los miembros de su administración anden repartiendo culpas a diestra y siniestra.

No resulta nada extraña la decisión de cancelar 13 rutas a su país saliendo de México, como tampoco es inexplicable que, según las mediciones internacionales más recientes, ellos sean la única región del mundo que no ha crecido, sino todo lo contrario.

Así lo asegura la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), en el análisis correspondiente al mes de agosto, la aviación del Tío Sam lleva ocho meses consecutivos a la baja y en picada. No es un dato menor, Trump ha dinamitado la aviación comercial y recortado de forma brutal las subvenciones a la aviación regional, al grado que hoy se tienen aeropuertos regionales sin actividad alguna.

El gobierno de Donald Trump ha sido nefasto para la aviación norteamericana, pero todavía existen en México quienes le compren el cuento de que las aerolíneas nacionales, y el gobierno de Claudia Sheinbaum “han tenido prácticas desleales y anticompetitivas”.

En este espacio llevamos meses alertando de la pésima gestión aérea del gobierno vecino, y todavía hay gente -sobre todo medios de comunicación y “analistas”- que solamente ven errores en el gobierno mexicano. ¡Señores!, cada hora que pasa, Estados Unidos pone en riesgo a la aviación mundial… de ese tamaño es el desastre y fracaso del gobierno del ente naranja, Donald Trump.

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