Juan Manuel Celis Aguirre, dirigente estatal del Movimiento Antorchista en Puebla, sostuvo que la detención de un total de 12 presidentes municipales en el estado de Puebla por diferentes delitos, del 10 de mayo de 2021 al 11 de mayo de 2025, «es una muestra clara de que las altas esferas de la política están profundamente infiltradas por el crimen».
Celis Aguirre advirtió que, además de los detenidos, actualmente las autoridades continúan la búsqueda de al menos dos ediles más por su presunta vinculación con hechos delictivos.
Uno de los casos más recientes se registró el pasado 8 de marzo, cuando la Fiscalía Especializada en Investigación de Extorsión y Secuestro detuvo a los hermanos Uruviel y Giovanni González Vieyra, alcaldes de Ciudad Serdán y Tlachichuca, así como a su padre Ramiro Margarito González Navarro. El operativo, respaldado por fuerzas federales, también intentó aprehender a Ramiro González Vieyra, edil de San Nicolás Buenos Aires, quien logró huir con ayuda de funcionarios municipales y poblados.
Otro caso relevante es el de Emiliano Vázquez Bonilla, expresidente municipal de Zapotitlán de Méndez, detenido en julio de 2024 en la Ciudad de México, acusado de participar en el homicidio de un militante del Partido del Trabajo durante la jornada electoral.
Asimismo, el alcalde de Cuautempan, Gerardo Cortés Caballero, se encuentra prófugo desde hace meses, acusado de delitos graves como posesión de drogas, armas exclusivas del Ejército, amenazas y secuestro.
Celis Aguirre hizo referencia a casos de corrupción y presunto lavado de dinero a nivel nacional, como el de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, y su esposo, quienes —según medios de comunicación— estarían bajo investigación del gobierno estadounidense. Además, recordó las acusaciones publicadas por la periodista Anabel Hernández, en las que se vincula a la campaña presidencial de 2006 de Andrés Manuel López Obrador con supuestos financiamientos del Cártel de Sinaloa.
El problema de fondo —aseveró el líder antorchista— es que los partidos políticos son solo la máscara de la clase empresarial mexicana, que está coludida con el crimen. Urge un cambio de raíz.
Concluyó que solo un partido político emanado de la clase trabajadora podrá combatir eficazmente la corrupción y el crimen que, dijo, hoy penetran hasta los niveles más altos del poder.