El cónclave de 2025 se perfila como un evento singular en la historia reciente del Vaticano, marcado por una fuerte presencia de redes sociales y un fenómeno denominado “marketing teológico”. Esta estrategia, impulsada por influencers y no por misioneros digitales, promueve interpretaciones simplificadas de temas eclesiales y fomenta la especulación sobre el perfil del próximo Papa.
Dichas especulaciones sugieren que el nuevo pontífice será cercano a las reformas de Francisco, debido a que muchos de los electores fueron nombrados por él. Sin embargo, esta visión no toma en cuenta las tensiones internas dentro de la Iglesia. Las reformas impulsadas por Francisco —una estructura horizontal, inclusión cultural y participación de laicos y mujeres— han encontrado resistencia, especialmente entre sectores más conservadores.
Temas como la bendición de parejas homosexuales o la comunión a divorciados, abordados con prudencia pastoral en documentos como Fiducia Supplicans y Amoris Laetitia, han generado confusión y debates sobre su aplicación. Esto muestra que el apoyo al pontificado de Francisco no implica necesariamente coincidencia con todas sus posturas teológicas.
El teólogo Rafael Luciani advierte que no hay garantía de continuidad en el próximo pontificado. El proceso de votación en el cónclave comenzará con una lista amplia de candidatos y podría definirse en pocos días, influido por factores internos y mediáticos presentes en el Vaticano. No obstante, más allá de especulaciones humanas, el verdadero discernimiento estará guiado —como siempre— por el Espíritu Santo.
