Contra lo que pudiera esperarse, debido a la presencia de la pandemia de la Covid-19 y todos sus estragos, durante los últimos tres años el gobierno mexicano decidió bajar el presupuesto destinado al sector Salud.
De acuerdo con Judith Senyacen Méndez Méndez, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en 2019, la administración del presidente, Andrés Manuel López Obrador, programó un gasto en Salud para 2020 equivalente a 2.95% de su Producto Interno Bruto (PIB). Ese año, pese a los miles de contagiados y muertos por la propagación del virus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad respiratoria por Covid-19, decidió bajar el gasto en el sector para 2021 al equivalente a 2.66%; para 2022 lo subió ligeramente a 2.93% y en 2023 lo dejó en 2.80 por ciento.
Eso, a pesar de que, antes de la pandemia, el presidente prometió aumentar el presupuesto en ese rubro, al menos en 1% del PIB.
Por lo menos desde 2010 a la fecha, el gasto en ese renglón nunca ha superado el equivalente a 3% del PIB, cuando las recomendaciones internacionales señalan que debería representar al menos en 6 por ciento.
La especialista llamó la atención en que, si se suman las transferencias a los estados, eso que se conoce como gasto federalizado, las pensiones y el costo financiero de la deuda, se observa que esos tres conceptos concentran 63% del presupuesto.
Cálculos realizados por el CIEP, señalan que, en el caso específico del año 2020, es decir el primer año de la pandemia, el incremento de presupuesto para hacer frente a la pandemia representó sólo una décima parte de lo que se requería.
Si se observa la forma que se orientó el gasto por rubros se observan decisiones contraintuitivas. Por ejemplo, el monto que se destinó para comprar medicamentos en 2023 es menor que lo destinado en los últimos tres años y, apenas levemente superior a lo destinado en 2019. Dicho de otra forma, lo que se va a ejercer en 2023 es el menor monto presupuestado en el tiempo de la pandemia.
En 2023 el gasto programado es de 107,552 millones de pesos (reales 2023) cuando en 2022 fueron 126,088 millones y en 2021 113,023 millones.
El problema es que, por ejemplo, el nivel de consultas no se ha estabilizado a niveles prepandemia. Tan solo en materia de enfermedades crónicas, la necesidad de consultas de primera vez superó en 2022 los niveles que se tenían previo a la pandemia. En 2019 la cifra era de un millón 285,000 y en 2022 fue de un millón 304,000 lo cual quiere decir que hay una alta necesidad de atención de enfermedades de alta especialidad.
La especialista estacó que se tendrá una idea clara de las repercusiones cuando se tengan los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares ENIG 2022 para contrastarla con la de 2020, sobre todo en lo que se denomina gasto de bolsillo para salud.
Por otra parte, si se realiza un análisis presupuestario por subsistema se ven aumentos en el presupuesto para IMSS, ISSSTE o Pemex, pero, desde el presupuesto no se ve una preocupación por darles mayor atención.
Además, si se hurga en el presupuesto el gasto per cápita por subsistema lo que destaca es que para 2023 hay una caída de 2.1% en el presupuesto destinado al Insabi-IMSS-Bienestar, al pasar de 3,773 a 3,694 pesos. En ese rubro el presupuesto trata mejor a los trabajadores del ISSSTE con un aumento de 8.4 por ciento.
Por otra parte, la especialista comentó que el Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos, que era parte del Sistema de Protección Social en Salud, mediante el cual se buscaba otorgar servicios médicos de alta especialidad a los beneficiarios del Seguro Popular, con enfermedades de alto costo y que se convirtió en Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi), no se ha visto que esa toma de recursos se vea reflejado en mayor atención de enfermedades que puedan ocasionar gasto catastrófico ni en un mayor presupuesto para salud.
Lo preocupante es que los recursos que había en ese fondo se utilizaron para contener la pandemia o para alguna otra cosa, pero, si llegara otra pandemia, ya no van a estar esos recursos.
Además, la Ley de Ingresos de la Federación para 2023 señala que se tomará el remanente de ese fondo para el arranque del OPDI Bienestar y no se plantea si se volverá a alimentar para hacer frente a futuras contingencias.
El Fonsabi llegó a tener alrededor de 106,000 millones de pesos en 2019, que fue cuando se decidió que se iba a tomar ese presupuesto y equivalían a alrededor de la mitad del presupuesto de la Secretaría de Salud. Para el segundo trimestre de 2022 a 32,000 millones y actualmente unos 75,000 millones de pesos.